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Empezaba a cantar y los focos me seducían
Me desnudaban con el descaro de un espejo secreto
Y cuando la alarma obligaba a apagar las luces
Los jóvenes oficiales sacaban sus linternas
Para ametrallar mi cuerpo en medio del Atlántico
Como si me ofreciera flotando en las aguas

Déjame hasta el fondo
Conozco allí
Una taberna siempre abierta

Ahora a veces me puede la tristeza
Lloro sin lágrimas
Cuando el tren de París anuncia su salida
Me maquillo y con mi más afónica voz
Canto el himno del submarino U-115
Dulce conjuro para hundir los recuerdos

Déjame hasta el fondo
Conozco allí
Una taberna siempre abierta
Déjame hasta el fondo
Conozco allí
Un amor que nunca cierra

Y cuando la rabia del tren que se lleva a los amantes
Hace temblar las luces de esta casa
Recuerdo la época cuando mi desnudez hacía sonar la alarma
Un coro llega hasta mí desde los submarinos hundidos
Y entonces mi canto es una bengala en medio de la niebla

© Koldo Izagirre


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