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200 urte George Borrow jaio zela

 

 

La Biblia en España

 

George Borrow

 

        Se suponía generalmente que Vasconia era la fortaleza del carlismo y que sus habitantes eran religiosos fanáticos, que creían en peligro su religión. La verdad es que los Vascos se preocupaban poco de Carlos V y de Roma y que tomaron las armas tan solo para defender ciertos derechos y privilegios suyos. Mostraron siempre supremo desprecio para el enano hermano de Fernando VII, lo que merecía ciertamente su carácter, mezcla de imbecilidad, cobardía y crueldad. Si usaron su nombre, fué meramente como grito de guerra. Casi lo mismo se puede decir de sus partidarios Españoles, por lo menos de aquellos que lucharon por él. Estos sin embargo eran de un carácter muy distinto del de los Vascos, que eran bravos soldados y hombres honrados. Los ejércitos Españoles (2) de D. Carlos estaban compuestos enteramente de ladrones y asesinos, principalmente valencianos y manchegos que, capitaneados por dos matones (Cabrera y Palillos) se aprovecharon del estado lamentable del país para robar y asesinar a la parte honrada de la comunidad (pág. VI).

 

* * *

 

        Al decirle yo, sin embargo, que pensaba que los asuntos de Don Carlos iban declinando (poco después de la muerte de Zumalacarregui) frunció el ceño y gritó que eso no podía ser, porque Dios era demasiado justo para tolerarlo (en Mafra, pág. 18).

 

* * *

 

        «Considero la causa de D. Carlos como ya aplastada» repliqué, «ha perdido al único general capaz de llevar sus ejércitos a Madrid. Zumalacarregui, su Cid, ha caído.»

        «No se engañe. Perdone pero no piense, joven, que el Señor permitirá que el poder de las tinieblas, triunfe tan fácilmente. La causa de D. Carlos no está perdida; su éxito no depende de la vida de un frágil gusano como el que V. ha mencionado» (pág. 52, en Lisboa).

 

* * *

 

        Entonces penetramos en la habitación del rector, en la que, colgaba un pequeño retrato, sobre un crucifijo.

        YO. «Este era un hombre grande y portentoso, honrado al mismo tiempo. Creo que la Orden de que fué fundador y de la que tan mal se ha, hablado, ha hecho mucho más bien que mal.»

        RECTOR. «Qué oigo? V. inglés y, protestante y sin embargo admirador de Ignacio de Loyola?».

        YO. «Nada digo respecto a la doctrina de los jesuitas, porque como V. ha dicho, soy protestante; pero estoy dispuesto a afirmar que no hay personas en el mundo, más calificadas, en conjunto, para confiárselas la educación de la juventud. Su disciplina y sistema moral son admirables en verdad. Sus discípulos una vez en la sociedad, raramente poseen caracteres licenciosos y viciosos y son en general hombres de estudio y de ciencia y tienen cualidades de elegancia. Execro la conducta de los liberales de Madrid al asesinar un año ha, a los pobres padres, por cuyo cuidado e instrucción se desarrollaron dos de las más finas inteligencias españolas y ornamentos de la causa liberal y de la moderna literatura española: Toreno y Martínez de la Rosa» (pág. 55 y 56, en Lisboa).

 

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        «Deme el solabarri» (brida), dijo el brujo..... (pág. 91,.en Mérida).

 

* * *

 

        YO. «Hay muchos carlistas en Madrid?»

        BALTASAR. Entre los jóvenes no; la mayor parte de los carlistas madrileños capaces de llevar armas partieron hace ya mucho tiempo para las filas de los facciosos en el País Vasco» (pág. 131, en Madrid).

 

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        Salud a vosotros, criados de las Montañas, mayordomos y secretarios de Vizcaya y Guipúzcoa..... (pág. 136).

 

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        Gómez había demostrado ser un hombre extraordinario y, con su pequeño ejército de aragoneses y vascos, había dado la vuelta a España en los 4 meses últimos (pág. 966).

 

* * *

 

        bastará el decir que él (el criado griego de Borrow) fué traído de Constantinopla a España por Zea Bermúdez y que continuó muchos años a su servicio, hasta que fué expulsado por casarse con una joven guipuzcoana que era camarera de la señora de Zea... (pág. 200).

 

* * *

 

        ...Nuestros próximos cuarteles fueron en El Caballo de Troya, una antigua posada, dirigida por un hombre natural del País Vasco que no dominaba su oficio..... Poco después de nuestra partida (de Valladolid), llegaron los carlistas bajo el mando del jefe vasco Zaratiegui..... Mi amigo el héroe de la posada, al primer rumor de la proximidad del enemigo, montó en su caballo y partió; nada oímos de él más adelante. A nuestra vuelta a Valladolid, encontramos la posada en otras mejores manos, en las de un francés de Bayona, que nos recibió con mucha más cortesía que rudeza su predecesor (pág. 220).

 

* * *

 

        ...Hay bodegas en las que se deposita el vino (en Dueñas)..... que se vende principalmente a los navarros y a los montañeses de Santander, que llegan en carros tirados por bueyes y lo llevan en grandes cantidades.....

        «Caballero, he visto a sus compatriotas (británicos) en las provincias vascos> (pág. 226).

 

* * *

 

        ...y están cerca, de la inmensa cadena de montañas que constituye la frontera de Asturias y Guipúzcoa (sic. pág. 238, en la Maragatería).

 

* * *

 

        ...y me contó la historia de su vida, cuyo resumen era que había

sido correo en las provincias vascas, pero que hacía un año había sido despachado a esta aldea, donde llevaba el correo. Era un liberal entusiasta..... (pág. 242, en Manzanal).

 

* * *

 

        «... adivinar de qué se hablaba, como yo frecuentemente acierto, cuando oigo hablar vascuence, aunque la única palabra de esta lengua que conozco es jaunguicoa, (sic, pág. 259, en Nogales).

 

* * *

 

        Nos presentamos en la llamada Calle Real, en una excelente fonda o posada de un individuo pequeño, grueso y de aspecto cómico, el cual era genovés de nacimiento y estaba casado con una vasca fea y alta pero de buen humor, que le había dado un hijo y una hija. Su mujer sin embargo, había llamado a todos sus parientes femeninos en Guipúzcoa, las que en número de nueve, llenaban ahora la casa; trabajando de camareras, cocineras y lavanderas. Todas eran muy feas pero de buen natural e inmensa volubilidad en la conversación. En la casa resonaba todo el día su excelente vascuence y pésimo castellano. (pág. 270, en La Coruña).

 

* * *

 

        Encontramos una excelente posada, dirigida por un vasco y una vasca, los cuales eran corteses e inteligentes. (pág. 295, en Vigo).

 

* * *

 

        Martín de Rivadeo, apareció por la mañana a la hora fijada, con su yegua, que era un animal flaco y rebelde, no mucho mayor que un poney. Sin embargo, tenía buenas cualidades y sus patas posteriores estaban muy bien hechas; Martín insistía en que era el mejor animal de su especie en España. «Es una yegua facciosa» dijo, «y creo que alavesa; cuando los carlistas llegaron acá, quedó coja y ellos la abandonaron, comprándola yo por un dollar. Pero ya no está coja como lo verán Vs. enseguida». (pág. 341).

 

* * *

 

        «Ya les dije que era facciosa», dijo. Martín, «de no serlo no hubiera podido dar un salto tan grande... Vimos un barquito en el puerto (Navia) del que luego supimos que era del País Vasco y llegaba para cargar sidra o sagadua (sic), bebida tan tiernamente apetecida por los vascos. (pág. 342).

* * *

 

        «... No era semejante a otros lenguajes. No era parecido al  Bascuen (sic), ni al lenguaje.....» (pág. 348, en Muros de Asturias).

 

* * *

 

        ... Santander, que aunque radica en los confines de las provincias vascas, fortaleza del pretendiente (3), es casi la única ciudad en España que no ha sufrido en la primera guerra carlista (pág. 365).

 

* * *

 

        «... Soy Flinter el irlandés, acabado de escapar de las provincias vascas y de las guerras de D. Carlos... Fui conducido como prisionero al País Vasco... Mi guardián al fin se compadeció de mis desgracias... Pasamos inadvertidos hasta que llegamos a las líneas carlistas sobre Bilbao, en las que nos detuvimos... Me disfracé de carretero catalán y la frialdad de mis respuestas engañó a quienes me interrogaban. Se nos permitió el paso y pronto nos vimos seguros dentro de los muros de Bilbao. Aquella noche hubo una iluminación en la villa, porque el león había roto las redes...» (pág. 366 y 367, en Santander).

 

* * *

 

        El enemigo, se había retirado a sus fortalezas de Alava y Guipúzcoa (pág. 371).

 

* * *

 

        Continué algunos días sin criado y luego alquilé cierto cántabro o vasco, natural de la aldea (sic) de Hernani, en Guipúzcoa, que me recomendaron mucho.

 

 

CAPÍTULO 37

 

        Euscarra (sic). El vascuence no es irlandés. Dialectos tártaros y el sánscrito. Un lenguaje de vocales . Poesía popular . Los vascos . Sus caracteres físicos . Mujeres vascas.

 

        Comenzaba el año 1838 (...) envié a la imprenta dos obras, que habían estado cierto tiempo, en curso de preparación. Eran el evangelio de San Lucas en el lenguaje gitano español y en la lengua Euscarra.....

        Respecto al Lucas en Euscarra, será más interesante y estará bien el que aproveche esta oportunidad para decir algunas palabras concernientes a la lengua en que se escribió y al pueblo a quien lo dirigíamos.

        Euscarra es el nombre adecuado de cierta lengua o parler, que se suponía haber dominado en todo España en otro tiempo, pero que actualmente está confinado a varios distritos de las vertientes española y francesa de los Pirineos, limitados por las aguas del golfo cantábrico o de Vizcaya. Se llama comúnmente a esta lengua vasco o vizcaíno, palabras ambas que son meras modificaciones de la palabra Euscarra, antepopiendo la consonante eufónica b (4). Mucho vago, erróneo e hipotético se ha dicho y escrito respecto a esta lengua. Los vascos aseguran que era la lengua original no sólo de España, si que también de todo el mundo y que de ella derivan los restantes lenguajes; pero los vascos son un pueblo muy ignorante y poco saben de filología. Por ello, debe adscribirse muy escasa importancia a su opinión en este asunto. Sin embargo algunos de entre ellos, que afectan algún grado de estudio, afirman que el vascuence no es ni más ni menos que un dialecto del fenicio y que los vascos son los descendientes de una colonia de fenicios establecida al pie de los Pirineos en un período muy remoto. De esta teoría, o mejor dicho conjetura, como no apoyada en la menor prueba, es innecesario el decir nada más, como no sea el hacer notar que como el fenicio era un dialecto del hebreo (como suponen y casi prueban muchos verdaderamente enterados) o eran muy afines, tan poco razonable es el suponer al vasco derivado del fenicio, como el creer que el kamstschadal o el cherokés, sean dialectos del griego o del latín.

        Pero hay otra opinión sobre el vasco que merece una mención más especial, por la circunstancia de que se ha mantenido extensamente entre los literatos de varios países de Europa y especialmente de Inglaterra. Aludo al origen céltico de dicha lengua y su cercana conexión con el irlandés, que es el dialecto celta más cultivado. Personas que pretenden conocer bien el asunto han llegado hasta a afirmar que es tan pequeña la diferencia existente entre el vascuence y el irlandés que cuando se encuentran individuos de ambas naciones, no encuentran dificultad alguna en comprenderse usando tan sólo sus respectivos lenguajes (5); en una palabra, que apenas existe entre ellas mayor diferencia que la que existe entré los vascuences francés y español. Pero, aunque se ha insistido mucho sobre tal semejanza, ella no existe en manera alguna; y quizá sea difícil el encontrar en toda Europa dos lenguas que exhiban menos puntos de parecido mutuo que el vascuence y el irlandés.

        El irlandés..... es un dialecto del sánscrito..... Pero, ¿qué es el vascuence y a qué familia pertenece?

        .....en Asia pertenecen a la familia tibetana o tártara, el mandchú, el mongol (6), el calmuco y el turco del mar Caspio y en Europa el húngaro y parcialmente el vasco.

        Este último lenguaje es de una anomalía extraña, hasta el punto de que es menos difícil el decir lo que no es, que lo que es. Abunda en palabras sánscritas hasta el punto de que su superficie parece sembrada de ellas. Pero sería erróneo el denominarle dialecto del sánscrito; porque en la colocación de dichas palabras se observa claramente la forma tártara. Se puede encontrar en esta lengua, una proporción considerable de palabras tártaras, aunque quizá menor que la de los términos derivados del sánscrito. De estas etimologías tártaras, me contentaré con citar una ahora, aunque si fuera necesario, sería fácil el aducir centenares. Esta palabra es Jauna o Khauna (7), voz de uso constante entre los vascos y que es el Khan de mongoles y mandchúes y con la misma significación de Señor.

        Habiendo examinado atentamente el asunto en todos sus aspectos y sopesado lo que por una parte se esgrime contra lo que la otra parte aporta, me inclino a clasificar al vascuence antes entre los dialectos tártaros que entre los sanscríticos. Quienquiera que tenga una oportunidad de comparar la pronunciación de vascos y tártaros, deducirá de la misma (aunque no les comprenda) que sus lenguas respectivas están formadas sobre los mismos principios. En ambas se presentan períodos interminables al parecer en los que la voz asciende gradualmente hasta el acmé (8) y luego va descendiendo gradualmente.

        He hablado del sorprendente número de palabras del sánscrito que se encuentran en el vascuence, de las que luego citaré ejemplos. Es curioso que en muchas voces derivadas del sánscrito, el vascuence ha perdido la consonante inicial por lo que la palabra comienza con vocal. Se puede decir que el vascuence es una lengua de vocales, por ser relativamente escaso el número de consonantes empleadas; quizá el 80 por 100 de las palabras comienzan y terminan por vocal, por lo que es un idioma sumamente dulce y melodioso, destacando en este aspecto sobre todos los de Europa, incluído el italiano.

        He aquí unas palabras vascas al lado de las raíces sánscríticas:

 


Vascuencez Sanscrito  
Ardoa Sandhána Vino
Arratsa Ratri Noche
Beguia Akskj Ojo
Choria Chiria Pájaro
Chacurra Cucura Perro
Erreguiña Rani Reina
Icusi Iksha Ver
Iru Treya Tres
Jan (Khan) Khana Comer
Uria Puri Ciudad
Urruti Dura Lejos

 

        Esta es la lengua en la que edité en Madrid el Evangelio de San Lucas. La traducción primitiva la obtuve de un médico vasco llamado Oteiza. Antes de enviarla a la imprenta, tuve dos años en mi poder dicha versión y en ese intervalo y especialmente durante mis viajes, no perdí ocasión de someterlo a la inspección de quienes consideraba eruditos competentes en el Euscarra. No me satisfizo del todo, pero era inútil el buscar una traducción mejor.

        En mi juventud adquirí en los libros un ligero conocimiento del Euscarra. Lo aumenté durante mi estancia en España; y mezclándome con vascos llegué a comprender en cierto grado el lenguaje hablado y aun a hablarlo, pero siempre muy lentamente, pues para hablar tolerablemente el vascuence, es necesario el haber vivido en el país desde pequeño. Son tan grandes las dificultades para alcanzarlo y tan extrañas sus peculiaridades, que es muy raro encontrar a un extranjero que posea destreza en la conversación; los Españoles consideran tan formidables los obstáculos, que tienen un proverbio que dice que Satanás vivió 7 años en Vizcaya y que se marchó sin poder comprender ni ser comprendido (9).

        No hay muchos acicates para el estudio de esta lengua. En primer lugar su adquisición no es necesaria en modo alguno, aun para quienes residen en las comarcas en que se la habla, porque el español es entendido en general en todas las provincias vascas que pertenecen a España y el francés, en las que pertenecen a Francia.

        En segundo lugar, ningún dialecto posee una literatura peculiar capaz de compensar el trabajo del estudio. Hay varios libros en vascuences francés y español, pero todos son de devoción católica y en su mayor parte, traducciones.

        Quizá se pregunten al llegar aquí, si los vascos poseen una poesía popular semejante a las de otras naciones, aunque poco rica y no importante. Ciertamente que no carecen de canciones, baladas y stanzas, pero de un carácter que no puede aspirar a ser llamado poesía. He copiado de recitaciones, una gran parte de lo que ellos llaman su poesía, pero el único ejemplo tolerable de verso que he descubierto entre ellos, era el siguiente que después de todo, no puede aspirar a un gran premio:

 

                Ichasoa urac aundi

                Estu ondoric agueri

                Pasaco ninsaqueni andic

                Maitea icustea gatic.

 

        Que quiere decir: «Las aguas del mar son vastas, su fondo no puede ser visto; pero yo pasaría sobre ellas, con tal de poder ver a mi amor».

        El pueblo vasco es más cantor que poeta. A pesar de la facilidad con que su lengua se presta a la versificación, nunca han producido un poeta con las menores pretensiones a la fama; pero sus voces son singularmente dulces y es sabido que destacan en la composición musical. El abate d'Iharce que ha escrito sobre ellos, opina que el nombre Cantabri con que los romanos los designaban, procede de Khantor-ber, que significa cantores dulces (10). Poseen mucha música propia de parte de la cual se dice ser muy antigua. Modelos de esta música se publicaron en 1826 en Donostian (sic) o San Sebastián, editándolos cierto Juan Ignacio Iztueta. Contiene marchas rudas y penetrantes y se cree que los antiguos vascos solían a su son descender de sus montañas para combatir con los romanos y más tarde con los moros. Mientras se las oye es fácil el imaginarse cerca de algún encuentro desesperado. Parece oirse la carga de caballería en la llanura sonora (?), el chasquido de las espadas y el correr de los hombres descendiendo de las colinas a los desfiladeros. Esta música va acompañada de voces, pero ¡qué voces! Nada más tópico, estúpido y falto de interés se puede imaginar. Lejos de ser marcial se refiere a incidentes cotidianos y parece no tener conexión con aquella, por ser la letra evidentemente de fecha moderna.

        Físicamente los vascos son de estatura media, activos y atléticos. Poseen complexiones y rasgos bellos y en apariencia no tienen el menor parecido con ciertas tribus tártaras del Cáucaso. Su bravura está fuera de duda y se les considera como los mejores soldados de la corona española; este es un hecho que corrobora la suposición de su origen tártaro, porque los tártaros son la raza más belicosa de todas y la que ha producido conquistadores más notables. Son fieles y honrados y capaces de una adhesión muy desinteresada; amables y hospitalarios a los extraños, en todo lo cual coinciden con el carácter tártaro. Pero son algo pesados y su capacidad no es muy elevada, pareciéndose también en ello a los tártaros.

        Ningún pueblo de la tierra es más orgulloso que el vasco, pero su orgullo es republicano en cierto modo. No existe nobleza entre ellos y nadie reconoce un superior. El carretero más pobre es tan orgulloso como el corregidor de Tolosa. «Es más poderoso que yo» dirá «pero soy de tan buena sangre como él; quizá con el tiempo, yo mismo llegue a corregidor». Aborrecen la servidumbre, por lo menos fuera de su propio país y aunque las circunstancias les obliguen a menudo a buscar amos, es raro el encontrarles en puestos de criados comunes; son mayordomos, secretarios, tenedores de libros, etc. Fué suerte para mí el encontrar un criado vasco, pero el me trató siempre más como a igual que como a señor, sentándose en mi presencia, dándome su consejo aunque no se lo pidiera y entrando en conversación conmigo en todo tiempo u ocasión. ¿Le llamé yo la atención? ¡Ciertamente que no! Porqué sino, me hubiera dejado y nunca he conocido persona más fiel. Su destino fué triste como se verá más adelante.

        He dicho que los vascos aborrecen la servidumbre y que es raro el encontrarles sirviendo de criados entre los españoles. Pero al decir eso, aludo tan solo a los varones. Las mujeres al contrario no tienen objeción alguna para ir de sirvientes a las casas. Las mujeres no son vistas entre los vascos con toda la estima que merecen y no se las considera capacitadas para mucho más que para oficios domésticos, como en el Oriente en que se las ve de sirvientes y esclavas. Las vascas difieren en el carácter ampliamente de los varones; son ágiles y vivas y tienen en general mucho talento. Son famosas por su habilidad como cocineras y en muchas casas respetables de Madrid se puede encontrar una vizcaína en la cocina, de reina suprema del departamento culinario (pág. 379 a 386).

 

* * *

 

        ...y el Evangelio de San Lucas en gitano y en vascuence, estaría en breve tiempo listo para ser entregado..... (pág. 387, en Madrid).

* * *

 

        El Evangelio. en vascuence, que, se imprimía por este tiempo, fué anunciado para la venta de igual manera, pero había pocas peticiones para esta obra (pág. 390).

 

* * *

 

        ...La consecuencia fué que un numeroso cuerpo de alguaciles, dirigió sus pasos a la calle del Príncipe. Se incautaron de unos 30 ejemplares del libro en cuestión (gitano) e igual número del San Lucas en vascuence..... Como nadie se preocupaba del evangelio vasco, se le trasladó, con otros objetos confiscados invendibles, al depósito de la comisaría (pág. 391, en Madrid).

 

* * *

 

        Apenas llevaba un minuto allá, cuando mi criado Francisco penetró jadeante y muy agitado, exclamando en vascuence «Niri jauna (señor) los alguaziloac y los corchetoac y todos los otros lapurrac (ladrones) están de nuevo en casa. Están medio locos y no pudiendo encontrarle, están registrando sus papeles pensando, creo yo que está V. escondido entre ellos» (pág. 394) (11).

 

* * *

 

        Volví hacia Francisco y le dije  en.vascuence que volviera a la embajada y contara al secretario lo que acababa de ocurrir. El pobre salió como un relámpago, volviéndote a medias para agitar su puño y dejando escapar una execración vasca para los dos lapurrac como él llamaba a los alguaciles. (395).

 

* * *

 

        La persona peor acondicionada en la cárcel era un francés..... Hablaba perfectamente el español y con gran sorpresa mía, excelentemente el vascuence, en que solía hablar con Francisco... (página 407).

 

* * *

 

        «Le he oído a V. hablar vascuence; es. V.. de. la Vasconia (Biscay) francesa?». «Soy de Burdeos, señor, pero he vivido mucho en las Landas y Vasconia, trabajando en mi oficio»..... Y no querría decir al contar que trabajaba en su oficio en Vasconia y las Landas, sino que había sido ladrón en ambas ásperas regiones..... (pág. 409).

 

* * *

 

        Había un inspector de la casa real, llamado Gabiria, vasco de nacimiento y de inmensas posesiones. Tenía dos hermosos hijos de 12 a 14 años (12) (pág. 412).

 

* * *

 

        La mayor pérdida que resultó de mi reclusión y para la que no se podía ofrecer ni recibir indemnización fue la muerte de mi afectuoso y fiel vasco Francisco, que habiéndome atendido durante todo el tiempo de mi prisión se contagió del tifus exantemático o tabardillo, que estaba haciendo estragos en la cárcel de la Corte y murió pocos días tras mi liberación. Su muerte ocurrió una noche. (pág. 422). «No ha muerto el señor Francisco? (dijo el griego) (pág. 423).

 

* * *

 

        ...cuando el capitán  carlista  Balmaseda hizo a la cabeza de su caballería, su desesperada entrada por la parte sur de Castilla la Vieja, precipitándose como una avalancha desde los pinares de Soria (pág. 452).

 

* * *

 

        ...seguidles hasta España, donde levantaron el hacha de guerra, y dejaron tras sí un nombre de gloria en Inglis-Mendi, (12) nombre que durará hasta que el fuego consuma las colinas cantábricas. (pág. 526).

 

Traducción y notas por J. GARATE

 

 

(1) D. Julio Urquijo comenta esta obra en la pág. 530 de su trabajo sobre la Crónica de Ibargüen-Cachopín, copiando la opinión de Menéndez Pelayo que dice así: «personaje estrafalario y de pocas letras; tan sencillo, crédulo y candoroso como los que salen en la escala a recibir a los Santos Reyes». El Sr. Urquijo, en amable carta del 13 de Mayo último nos decía de este comentario: «Tiene razón en el aspecto religioso; pero creo rebajó en demasía sus méritos literarios». Coincidimos con esta opinión, pues si Borrow fuera como quería D. Marcelino, ¿qué diríamos del conde de Ofalia, primer ministro español, a quien el autor inglés no concedía más alma que a una mosca?

        Pasó 5 años en la Península desde Noviembre de 1835. El prólogo aparece fechado en igual mes del año.

(2) Respetamos ciertas mayúsculas así como calificativos y opiniones suyas que casi huelga el decir que no compartimos, aunque los conservemos por su gran valor documental.

        En la pág. 207 de la edición Nelson que seguimos, habla Borrow del banquero irlandés (residente en Madrid) O'Shea, y lo anotamos por si tuviera aluna relación con el autor de «La maison basque» lo que ignoramos.

(3) Obsérvese la contradicción con las primeras líneas.

(4) Dato importante para una futura «Historia de la Gramática Vasca» y que nos confirma en lo que al principio decíamos acerca del juicio de Menéndez Pelayo.

Sabino Arana nació en 1865 y este libro de Borrow está editado en 1842, por lo que no es posible la duda en la prioridad cronológica. Esa Historia, que propugna D. Julio Urquijo y que podría escribirla nuestró culto amigo D. Nicolás Ormaechea, revelaría muchas cosas hoy inesperadas.

(5) Leímos en una revista inglesa del año 24, un artículo sobre el vasco-celtismo, pero por desgracia se nos ha traspapelado la nota bibliográfica. De interesar el asunto habría que hacer una revisión de las revistas inglesas de dicho año.

(6) o mogol o mogul o mugal. Esta teoría es la del origen turanio del pueblo vasco pues Turán es otra forma de la palabra Turquestán. No podemos dejar dé recordar en este momento la leyenda folklórica vasca de Tartaroa que leímos en la bella revista Gure Herria.

(7) Aunque quizá no tenga importancia lingüística, citaremos que los lituanos llaman a su capital Kaunas. Hacia Navidad del año 25 se publicaron en «Le Matin» unos artículos acerca de las relaciones del euskera y el japonés y un articulista contaba que un exministro español había entendido merced a su conocimiento del euskera, una conversación entre diplomáticos japoneses, que se hallaban en Madrid. Sentimos no conocer el trabajo del P. Pedro Antón, de que habla el Libro del Congreso de Oñate en su pág. 481, pero nuestra permanencia en laboratorios alemanes con pensionados japoneses, nos permite calificar de infundio el relato del citado exministro.

(8) Cúspide, fastigium o punto más alto. Climax en inglés, tomado del latín.

(9) En el viaje del álemán Franz Rolef, que tradujimos en esta Revista, existe una pequeña variante del relato pues dice que el diablo aprendió en igual tiempo sólo 7 palabras.

(10) A propósito del vasco-celtismo citaremos al P. Henao, quien al decir de Olphe-Galliard (Homenaje a Carmelo Echegaray, pág. 55) pretende que los vascos fundaron Cambridge y su universidad; suponemos que el Cantabrigian (Cantab.) que añaden a su título los licenciados de esa universidad, alucinó a dicho historiador hasta el extremo de creer que podíamos dar a los ingleses universidades que entonces no poseíamos. Véase a donde lleva la manía de etimologizar, que nos recuerda mucho el mentir de las estrellas, mientras no hallemos textos vascos, más antiguos que los ahora conocidos.

        La escritora inglesa miss Annette Meakin, que conocimos en Freiburg in Baden, tiene un libro sobre Galicia, en el que dice que se llama a los vascos los escoceses de España. En un viaje que hicimos a Santiago de Compostela el año 22, recogimos unas noticias históricas vascas que se relacionan probablemente con aquella frase. Hay en dicha ciudad una calle llamada de los Basquiños, en la que vivían curtidores laburdinos de que proceden familias muy distinguidas y apellidos como Viguri (Rodríguez), Harguindey, Iribarnegaray, Etchevers, Jaso, Etcheverry, Eleizegui, Maiz, Eleizagaray, Juanatey (que creemos tenía una confitería llamada La Vascongada), etc. La Guía de Bravo Rodríguez dice en su pág. 41 que las poleas de que cuelga el botafumeiro son obra de la industria vizcaína (año 1604) e indagando pudimos referirla concretamente a Ochandiano. La misma Guía habla en la pág. 48 de La Corticela destinada «a peregrinos extranjeros y vascos».

(11) Describe un secuestro que no interesa a la Revista.

(12) Monte en Ariñez, pueblo recientemente anexionado a Vitoria; se llama Inglesmendi porque en 1367 estaba ocupado por los ingleses de Guillen de Feleton, aliados de Pedro el Cruel y fueron muertos por los franceses que luchaban al lado de Enrique de Trastamara.

 

RIEV, Revista Internacional de Estudios Vascos, XX. tomoa, 1929

 


The Bible in Spain, George Borrow
George Borrow, Koldo Izagirre
Don Jorgito, y un biógrafo, Knapp, Julio de Urquijo


 

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